2509-26
“Quien lidera con visión no debe temer ser malinterpretado.”
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En la dinámica del poder, muchas veces los líderes más auténticos resultan incomprendidos. No porque falten explicaciones, sino porque el entorno no está preparado para asumir ciertas verdades o sacrificios. Gobernar, transformar o anunciar un nuevo rumbo implica incomodidad, rechazo y hasta sospecha. En política, los cambios verdaderamente disruptivos —y necesarios— suelen provocar resistencias intensas, incluso desde los círculos más cercanos. El problema no es solo de comunicación; es estructural. A menudo, las reformas que aseguran sostenibilidad, justicia o limpieza institucional se perciben como amenazas por aquellos que medran en el caos o la informalidad. Un gobernante con visión tiene que sostenerse con entereza incluso cuando su mensaje sea “no comprendido”, e incluso cuando se le rechace por anticipar una verdad que nadie quiere oír.
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“Cuando la verdad estorba: gobernar entre sombras”
Hay momentos en que un líder no solo no es aplaudido, sino que es combatido por anticiparse. La verdad política —cuando es genuina— no siempre encuentra eco inmediato. Al contrario: suele golpear con violencia las estructuras acomodadas, las mafias sutiles, los pactos ocultos. Quien actúa con integridad no debe aspirar a ser comprendido hoy, sino a ser reconocido mañana. El silencio incómodo que se genera alrededor de ciertas decisiones suele ser la señal más clara de que el rumbo elegido toca intereses. El problema no es que no se entienda el mensaje, es que se teme su impacto. Y en ese espacio entre la sospecha y la incomprensión, se define el coraje político.
| La otra cara |
“Políticos que incomodan: una amenaza para la costumbre corrupta”
En sociedades desmemoriadas y cínicas, un político honesto resulta molesto. No se le celebra. Se le caricaturiza, se le aisla, se le acusa de “demasiado intenso” o “conflictivo”. Y es que incomoda. El político que cuestiona la costumbre corrupta es más peligroso que el corrupto que se disfraza de moderado. La ciudadanía, mal educada políticamente, prefiere lo predecible aunque sea tóxico. Así, los verdaderos reformadores no tienen cabida en los titulares, sino en los márgenes. Su discurso es “demasiado fuerte”, su actuar “muy severo”. Pero es precisamente ese tipo de incomodidad el que transforma naciones.
“No ser comprendido es el precio de ser coherente”
Nadie recuerda a los tibios. La historia absuelve —a veces tarde— a los que se atrevieron. En el momento justo, son perseguidos. Luego, son homenajeados. El político que renuncia a la popularidad fácil para sostener su coherencia, termina sembrando en terreno árido. Pero siembra. La incomprensión no es debilidad; es evidencia de un liderazgo que no depende de encuestas. En un país como el nuestro, donde todo se trivializa, liderar con coherencia es una forma de resistencia silenciosa.
AFORISMOS
1. El político coherente siempre será sospechoso para el sistema que vive de contradicciones.
2. En tiempos de tibieza, la firmeza se castiga.
3. Quien actúa con visión molesta, porque anticipa lo que muchos aún no están listos para aceptar.
4. Gobernar con principios es soportar el peso del malentendido.
5. No busques comprensión en el corto plazo, si estás decidido a transformar en el largo.
PROPUESTAS
• Crear una Escuela Nacional de Formación Política centrada en principios y no en popularidad.
• Establecer un Observatorio de Decisiones Impopulares con Valor Público, que reconozca y documente políticas transformadoras que enfrentan rechazo inicial.
• Fortalecer la institucionalidad para proteger a funcionarios públicos que denuncien o ejecuten reformas estructurales.
• Impulsar la transparencia anticipada: explicar reformas antes de que duelan, con pedagogía ciudadana.
• Reformar los criterios de evaluación política, ponderando resultados de largo plazo más allá de la aprobación coyuntural.