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2509-18: “La política del dedo acusador: hipocresía, doble moral y exclusión”

2509-18

“Los que más condenan, muchas veces son los que menos limpias tienen las manos.”

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En la política actual hay una cultura que premia el juicio y castiga la empatía. Se ha impuesto una moral selectiva que convierte errores ajenos en escándalo, y errores propios en estrategia. Se perdona al poderoso si conviene, y se lincha al débil si molesta. Esa lógica no construye república: la destruye desde dentro. La doble moral es la forma más perversa de corrupción, porque se disfraza de ética. Cuando el juicio se convierte en espectáculo y la política en vitrina, la verdad se diluye en conveniencias. Es hora de desenmascarar al moralismo hipócrita y devolverle a la política su dimensión humana.  

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“La política de la mirada torva: entre moralistas falsos y realidades negadas”  

La escena es antigua, pero muy moderna: entra alguien no invitado al lugar del poder y provoca escándalo. No por lo que hace, sino por lo que representa. ¿Qué hace ese rostro ‘manchado’ entre nosotros? La reacción no es de comprensión, sino de condena. Y ahí está el verdadero rostro del poder cuando se corrompe: se cree con el derecho de decidir quién merece estar y quién debe callar. Así operan los partidos que cierran filas, los tecnócratas que no escuchan al pueblo, los opinadores que nunca vivieron carencias. Pero la historia es cruel con los hipócritas. Siempre termina premiando a quienes, con errores y todo, amaron más. Y castigando a los que, limpios de imagen, estaban sucios de alma. 


| La otra cara |

“La doble moral como método de gobierno”


Muchos actores del sistema se presentan como guardianes de la legalidad, cuando en realidad usan la ley como garrote para excluir. Esta no es una deformación individual: es una maquinaria institucionalizada. Se expulsa al diferente, se señala al que no encaja, se aniquila reputacionalmente al que se atreve a cuestionar. La doble moral es rentable políticamente, porque ofrece pureza sin exigencia. Pero sus efectos son letales: produce exclusión, resentimiento, polarización. La política necesita ética, sí. Pero no una ética de vitrinas, sino una ética encarnada, humana, capaz de ver más allá del expediente.


 “Bienvenidos los imperfectos: solo ellos cambiarán el país”


Los partidos se llenan la boca hablando de renovación, pero no aceptan al que no se ajusta a sus moldes. Quieren juventud, pero sin rebeldía. Quieren experiencia, pero sin historia. Quieren mujeres, pero sin voz. La política necesita abrir la puerta a los que fueron despreciados por el sistema: los que erraron y aprendieron, los que cayeron y se levantaron, los que no son perfectos, pero son reales. Solo los imperfectos entienden lo que significa gobernar sin soberbia. Porque solo el que ha sido señalado injustamente sabe lo peligroso que es el dedo acusador.  


AFORISMOS

1. Los que más condenan, muchas veces son los que menos limpias tienen las manos.

2. El juicio sin empatía es una forma de violencia política.

3. No hay mayor corrupción que la de la moral fingida.

4. El poder que excluye por prejuicio es ilegítimo, aunque gane elecciones.

5. Solo los que reconocen sus errores pueden liderar con humildad.


PROPUESTAS


• Prohibir formalmente prácticas de exclusión política en reglamentos internos de partidos.

• Exigir auditorías éticas externas a los órganos disciplinarios de organizaciones políticas.

• Implementar comisiones de verdad y reconciliación partidaria para casos de expulsión injusta.

• Crear mecanismos ciudadanos de defensa contra linchamientos mediáticos-políticos.

• Reforzar la ética pública desde una perspectiva restaurativa, no punitiva.