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2507-21: La ceguera institucional: cuando se exigen señales pero se ignoran las evidencias

2507-21

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En política, como en la vida, hay momentos en los que ya no se trata de demostrar más, sino de reconocer lo evidente. La institucionalidad, cuando se cierra sobre sí misma, se vuelve incapaz de ver las señales de transformación real. Exige formas, rituales, formatos… pero ignora los hechos, los gestos, los signos vivos del cambio. Quien se niega a escuchar la voz del presente porque no encaja con sus categorías del pasado, no necesita pruebas: necesita humildad. Hoy, muchas autoridades siguen pidiendo más indicadores, más estudios, más diagnósticos, mientras el país clama con hechos, dolores y señales visibles. No ver lo evidente no es ignorancia: es complicidad con la inercia. Y cuando se pide una señal para aceptar el cambio, sabiendo que ya ha ocurrido, lo que se busca no es verdad, sino excusa para no actuar.



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"La prisa es el enemigo más silencioso del buen gobierno."


No falta evidencia, falta voluntad: la ceguera institucional del poder sin ética

¿Cuántas veces hemos escuchado a funcionarios decir: “Necesitamos más información”? ¿Cuántas veces han exigido “señales claras” cuando el pueblo lleva años mostrando con sus vidas, sus luchas y su voz la urgencia del cambio? No es que falte evidencia, es que sobra cobardía. Lo que paraliza al sistema no es la falta de datos, es la cerrazón del corazón político. Se pide una señal como justificación para no actuar. Se reclama un milagro cuando ya se han visto muchos. El liderazgo ético no espera lo espectacular: actúa cuando la verdad se muestra en lo cotidiano. No es más sabio quien pide más pruebas, sino quien sabe reconocer lo que ya está ocurriendo y se une a ello sin miedo. Hoy el país no necesita más validaciones: necesita decisión.


| La otra cara |

Una generación que pide señales y rechaza el cambio


No hay peor ceguera que la institucional. Esa que tiene ojos pero no ve el sufrimiento, que tiene oídos pero no escucha el clamor. Se exige metodología mientras el país sangra. Se exige estrategia mientras el hambre golpea. Y todo se resume en una fórmula perversa: “muéstrame una señal más”. Pero el cambio ya llegó. Está en la gente organizada, en las comunidades que resisten, en los jóvenes que actúan. El que no ve eso, ya eligió a qué sistema servir. Y no fue al del bien común.


Más grande que Jonás: el pueblo que ya se convirtió pero nadie escucha


Hay quienes esperan una gran revelación para aceptar el cambio. Pero los verdaderos signos no vienen en pancartas ni milagros. Vienen en personas, procesos, silencios. Hoy hay más sabiduría en un poblador que organiza una olla común que en muchos planes ministeriales. Más verdad en una madre que exige justicia que en 500 páginas de diagnósticos. El nuevo liderazgo es el que no espera más pruebas. Es el que reconoce el signo que ya llegó… y actúa.


AFORISMOS

1. El poder que pide pruebas y no ve las señales ya ha decidido no cambiar.

2. No falta evidencia; falta coraje político.

3. Quien no quiere actuar siempre exigirá una señal más.

4. La ceguera institucional es la defensa del privilegio.

5. Los verdaderos signos no vienen con sellos, sino con rostros.

6. Si no ves lo que el pueblo grita, no necesitas un milagro: necesitas decencia.

7. La ética comienza cuando reconoces lo evidente.

8. El liderazgo verdadero no pide pruebas: reconoce oportunidades.

9. No todo lo que brilla es cambio. No todo cambio necesita aprobación.

10. La historia no espera al que duda eternamente.


PROPUESTAS


• Establecer un “Observatorio de señales sociales” que detecte demandas reales antes que estallen los conflictos.

• Reformar los procesos de toma de decisión pública para incorporar testimonios ciudadanos como fuente válida de acción.

• Limitar el uso político del argumento “falta de evidencia” en temas de justicia social.

• Incluir módulos de discernimiento ético en la formación de funcionarios públicos.

• Crear un mecanismo de “respuestas rápidas al clamor ciudadano” dentro del Estado, con protocolos ejecutivos.