2507-04
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En política, como en toda estructura de poder, el instinto más común es la exclusión. Se margina al incómodo, se cancela al distinto, se silencia al que no calza con la imagen. Pero el verdadero liderazgo es capaz de sentarse con todos, sin perder el horizonte ni renunciar a la coherencia. No se trata de pactar con todo el mundo, sino de estar dispuesto a ver al ser humano detrás del error. Incluir no es debilidad, es visión. No se gobierna para los puros, sino para todos. Y se necesita más carácter para dialogar con los distintos que para encerrarse entre los iguales. La política se engrandece cuando, sin ceder principios, es capaz de convivir, convencer y corregir. Desde adentro.
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"Si temes ensuciarte, no entres en política."
Del desprecio al diálogo: la nueva ética del poder
La imagen es potente: un líder sentado a la mesa con quienes nadie se sienta. Esa mesa, que para algunos es escándalo, es en realidad el campo de batalla del cambio. La política actual vive obsesionada por las apariencias. Se ha vuelto una casta que teme ensuciarse. Pero el poder real no teme la cercanía. Sabe que la transformación no se hace desde la torre, sino desde la mesa compartida. El reto no es huir del diferente, sino mirarlo a los ojos, entender su historia, y proponerle otra. Los que más critican la inclusión son, muchas veces, los que nunca han tenido que reconstruir vidas. El político que sabe gobernar no le teme al que fue marginado: lo llama, lo reta, lo invita a cambiar. Porque gobernar no es purificar el país, es reconciliarlo.
| La otra cara |
El elitismo moral que mata la política
Hoy se ha vuelto costumbre dividir entre “nosotros” los decentes, y “ellos” los impuros. Una nueva casta política y mediática se presenta como adalid de la limpieza moral, pero lo único que genera es más exclusión. Se niegan a dialogar con el adversario, no por estrategia, sino por prejuicio. El resultado: más odio, más división, menos soluciones. El país no necesita ángeles en campaña, sino estadistas en acción. Si solo gobiernas para los que piensan como tú, no gobiernas. Sectarismo no es virtud; es fracaso anunciado.
Mesa para todos: la política no se hace con filtros
Hoy se confunde integridad con intolerancia. Se cree que sentarse con “pecadores políticos” es claudicar. Pero el poder que huye del contacto, se convierte en abstracto. El liderazgo verdadero se muestra en la capacidad de generar transformación sin contaminarse. Se puede tener principios firmes y aún así abrir la puerta. Porque el futuro no se construye desde el repudio, sino desde la reintegración. Y la nación no se limpia excluyendo, sino sanando.
AFORISMOS
1. Gobernar no es excluir al impuro, es incluir sin contaminarse.
2. La política no es un altar de perfectos, es un taller de redención.
3. Si temes ensuciarte, no entres en política.
4. El diálogo no traiciona principios, los pone a prueba.
5. No se lidera desde el rechazo, sino desde la convicción transformadora.
6. Toda nación se fortalece cuando deja de señalar y empieza a sanar.
7. Sentarse con todos no es rendirse, es atreverse.
8. El poder verdadero no separa, reconcilia.
9. No hay limpieza sin contacto.
10. El político que no escucha al otro, solo gobierna su propio ego.
PROPUESTAS
• Establecer un “Programa Nacional de Reintegración Política y Social” con enfoque restaurativo.
• Impulsar mesas de diálogo comunitario entre actores enfrentados o excluidos históricamente.
• Crear legislación para fomentar alianzas interinstitucionales entre sectores públicos y sectores en rehabilitación.
• Promover una campaña de “Política sin muros”, que valore la inclusión sin claudicar principios.
• Incorporar la formación en diálogo político y resolución ética de conflictos en las escuelas de líderes.