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2505-18: El mandamiento político del siglo XXI: amar para reconstruir la República

2505-18

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La política ha perdido su vocación de cuidado mutuo. La desconfianza, la polarización y el interés egoísta han reemplazado el vínculo esencial: el amor político entendido como respeto, servicio y defensa de la dignidad del otro. En un país fragmentado, el mandato más revolucionario ya no es ideológico, sino afectivo: “ámense unos a otros”. Esto implica ir más allá del cálculo partidario, y hacer del amor cívico el nuevo eje del contrato social. Quien no ama al pueblo —con hechos, con justicia, con mirada humana— no puede gobernarlo.


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"Donde no hay cuidado, no hay patria."


Un nuevo mandamiento para la política peruana: volver a amar al país

En medio de tanto odio, este mandato incomoda: “Ámense unos a otros como yo los he amado”. No se trata de sentimentalismo, se trata de fundar una nueva ética pública. El Perú no necesita más discursos ni más reformas inconexas. Necesita políticos que amen al país de verdad.

Amar al país es conocer sus heridas, caminar sus calles, escuchar su clamor y defender su destino. La política debe pasar de ser un ejercicio de control a ser un ejercicio de cuidado. ¿Amamos al país? ¿O solo lo utilizamos?





| La otra cara |

La política del desprecio: cuando odiar es más rentable que construir


Estamos normalizando la política del insulto, del “tú no”, del “ellos allá”. Es rentable, sí. Genera aplausos, clics, titulares. Pero también genera ruina. Un país no se puede sostener en el desprecio mutuo. La política que no une, destruye. Urge recuperar el valor político del afecto: no para coincidir en todo, sino para no destruirlo todo.


¡No hay política verdadera sin amor al pueblo!


El político que ama al pueblo no lo divide. No lo engaña. No lo usa. Lo protege, lo eleva, lo honra. Amar al pueblo es construir futuro desde el servicio. Es decir “no” a la corrupción, al cinismo, al desprecio. Es resistir la tentación de gobernar para pocos. Es optar por los últimos.


AFORISMOS

1. El amor político es la única vacuna contra el odio institucional.

2. Gobernar sin amar al pueblo es como legislar en desierto.

3. La república se cae cuando se deja de amar.

4. Donde no hay cuidado, no hay patria.

5. Un político que no ama, solo administra resentimientos.

6. El nuevo contrato social debe escribirse con afecto.

7. El amor no es debilidad: es compromiso radical.

8. No se trata de sentir por el pueblo, sino de servirlo.

9. La reconciliación comienza cuando dejamos de odiar a quien piensa distinto.

10. Amar es transformar sin destruir.


PROPUESTAS


• Incluir el principio de “afectividad política” en los currículos de formación de líderes públicos.

• Crear Consejos Ciudadanos de Cultura Democrática para fomentar el respeto y la escucha activa.

• Reformar los códigos de conducta política para erradicar discursos de odio y fomentar convivencia.

• Desarrollar el “Índice Nacional de Reconciliación Social”, con indicadores de inclusión, participación y diálogo.

• Impulsar una red nacional de promotores de afecto cívico en barrios y comunidades.