2505-07
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La política, como vocación de servicio, no puede estar sometida únicamente al interés personal o de partido. La gran enseñanza aquí es que el buen gobernante no actúa por voluntad propia, sino por una voluntad superior: la del bien común. Esta voluntad implica que nadie se pierda, que todos encuentren un espacio de inclusión, justicia y desarrollo. El poder público no puede excluir ni abandonar, sino proteger, integrar y defender a cada ciudadano. Gobernar, entonces, es custodiar con celo la vida de los más frágiles, y actuar con firmeza para que cada decisión tenga como fin último el bienestar colectivo.
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"A más voluntad del pueblo, menos voluntad personal."
Gobernar para que nadie se pierda: ética del poder inclusivo
La política de verdad no se reduce a ganar elecciones. Se define por lo que se hace con el poder una vez obtenido. La tarea del estadista no es agradar, sino proteger. Su misión no es conservar el cargo, sino preservar a las personas.
Cuando una nación está fragmentada, herida, abandonada, el verdadero político se convierte en un tejedor de comunidad. Su guía no es su voluntad personal, sino una más alta: la que lo compromete con todos, en especial con los invisibles. En un país donde tantos se sienten desechables, gobernar para no perder a nadie es un acto revolucionario.
| La otra cara |
El abandono estatal como traición a la patria
Hay una porción del país que no está solo olvidada: está descartada. Ni salud, ni justicia, ni educación, ni seguridad. Simplemente no existen para el Estado. Esta exclusión sistemática no es falla: es decisión política. Y es inaceptable.
No se puede seguir gobernando para los mismos. Es urgente una reforma ética de la política: aquella que considere que “nadie debe perderse” no es una frase poética, sino una directiva estratégica. Quien no integra, traiciona. Quien no escucha, destruye. Quien no protege, desmantela la nación.
¡Nadie se pierde en mi país!
Gobernar es custodiar. Y en este país, donde tantos viven a la intemperie del Estado, se necesita un liderazgo que repita una consigna clara: “A nadie se le deja atrás”. Ni por raza, ni por idioma, ni por origen, ni por pobreza.
El buen político es el que piensa en la niña de la Amazonía, en el anciano de los Andes, en el joven sin empleo, en el migrante excluido. ¡Todos cuentan! ¡Todos son parte! La patria es el pan compartido... y la política, la mesa donde nadie debe quedarse de pie.
AFORISMOS
1. Gobernar sin exclusión es la forma más alta de justicia.
2. El poder real es el que no deja a nadie fuera.
3. La patria no es de quien la habita, sino de quien la cuida.
4. A más voluntad del pueblo, menos voluntad personal.
5. Ningún liderazgo es legítimo si hay peruanos descartados.
6. Incluir no es opción: es mandato.
7. La justicia social no se mendiga: se garantiza.
8. El Estado existe para que nadie se pierda.
9. El político sabio protege lo que no brilla.
10. Si uno se pierde, la nación entera falla.
PROPUESTAS
• Reformulación de políticas sociales con enfoque de universalidad y territorialidad.
• Mapa de riesgos de exclusión por región con intervención priorizada.
• Estrategia de integración multilingüe, intercultural y descentralizada.
• Sistema nacional de seguimiento a poblaciones vulnerables.
• Creación del “Índice de No Perdidos”: indicador que mide cuántos peruanos siguen sin acceso pleno a derechos fundamentales.